16 de mayo de 2012

Solo un hombre

No tengo tiempo para apelativos equívocos ni bizantinas discusiones de salón sobre el sexo de los angeles: las noches sólo son oscuras y los días claros; los colores gris y claroscuro son para los camaleones hidrófugos, los que temen mojarse, porque viven del arte del escamoteo y la perfidia. Y las media-verdades son mentiras, empleadas como excusa por los falsos.

No creo en venganzas que se sirven en platos fríos, pues ello solo corresponde a espíritus mediocres. Ni tampoco en que lo que no te mata te hace mas fuerte, porque la fortaleza, el valor y el coraje, no se hacen en el combate, sólo se muestran en él, pero han de ser previos y fruto de la reflexión personal y la experiencia.

No pacto con la vida la paz vegetativa y confortable, si no que marcho, cual soldado, 'bajo la lluvia y bajo el fuego', a vencer al enemigo. Y si soy derrotado en el combate, levanto mis raices de la tierra, tomo mi espada y mi armadura y voy a buscar otra mas fértil, 'donde la primavera esté naciendo' porque las amapolas no saben de mentiras.

No abandero opciones, ideologías o posturas, mas la mía. Pero si alguien quiere unirse a mi andadura, no detrás si no a la par, para seguir la senda, paso a paso, codo a codo, bienvenido sea, que no ha de faltar en el camino, frondoso árbol que dé cobijo y un vaso de buen vino. Mas si alguno pretende medrar bajo mi sombra, beber mi agua o resguardarse en mi posada a la espera de mejores perspectivas, sepa, ya desde aquí y desde ahora, que no lo quiero, que yo pago mis peajes al barquero y no admito polizones en mi barco.

No busco la contienda, mas si la causa lo merece, no me aparto. No hiero a traición ni por la espalda, ni acecho al enemigo en la espesura, pero si alguien se siente traicionado y piensa que necesita reparación para su ofensa, no me esconderé entre el rebaño, ni buscaré el apoyo de la plebe; allí estaré, donde me busque, afrontando las consecuencias y los hechos: para pedir perdón si fuere errado o defender en franca lid mis posiciones.

No quiero el amor hecho a cachitos de convenios, conformismos y paciencias, si no al que te estalla en el pecho y te inunda de luz y de esperanza. Pero puede no ser eterno, lo sé. Y si un dia decide marcharse a buscar otro alma, abriré, sin reproches, ni culpables, de par en par mi ventana para que vuele lejos, porque el Amor, como la amapola, no puede vivir en cautiverio.

Del amigo y del amor nada espero, suyos son mi casa y mi hacienda, y que cada cual administre sus derechos y obre en consecuencia. Pero si alguno, e incluso todos, si todos hiciesen mal uso de los bienes recibidos, los apartaré, sin rencor, de mi camino, pues prefiero ser lobo estepario aullando mi soledad en la montaña, que rey del mambo con séquito de hipócritas, correveidiles e intrigantes.

No espero ser el mejor ni el peor, tan solo un hombre, con sus alas de dios y sus cadenas, con sus días de luz y noches negras, que busca su camino en medio del desierto. Que ha nacido en una época y un mundo equivocados y aún a su pesar, y todavía, cree en el HOMBRE, no como ser social aborregado -pajarillo inerme que espera que le traigan el bocado-, si no como individuo, como ser inteligente, depositario de valores celestiales, que forja su destino, porque de algo han de servir tantas generaciones de hombres buenos para llegar hasta aquí.

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