2 de noviembre de 2011

Mi carta en el camino

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Adios,
Pero ya no serás conmigo. 

Mi tren llega ya
y regreso solo, a luchar a mi tierra.

Me queda un largo viaje por delante
y mientras tanto te escribo
para decirte: adios, ya no te espero.

Es de noche
y el mundo dormido me rodea,
pero voy hacia la luz,
donde la primavera está naciendo,
a dejarme, de nuevo, el corazón
en el combate.
Porque soy un guerrero.

Y si caigo,
no sólo me cubrirá la tierra
si no todo el amor
que he puesto en mis batallas.

Aprovecharé la larga noche de vigilia
para limpiar de sangre mis heridas,
… ahora tu ya no estás para curarlas.

Vuelvo solo,
ya no vendrás conmigo
a luchar cuerpo a cuerpo
bajo la lluvia y bajo el fuego.
Porque así ha de ser.
Así está escrito.

No vuelvo, como piensas,
a vender mis servicios al tirano,
a cambio de una paz de conveniencia,
si no a que la vida fluya por mis venas
y galope mi corazón sobre la tierra.

Atras quedan ya las quemaduras
del tormento y los rayos de fósforo
y tus grandes ojos pardos,
tu piel, tus pechos, tu recuerdo ….

Regreso de nuevo,
después de la tormenta
con el alma y la piel lavados por la lluvia
y el coraje dispuesto a la batalla.

Adios, Amor,
ahora no puedo esperarte.

Y así esta carta se termina,
escrita en el andén junto al camino.
Están firmes mis pies sobre la tierra,
y en medio de la vida estaré siempre,
junto al amigo, frente al enemigo,
como es el amor del guerrero. 

(con el permiso,y siguiendo el camino de D. Pablo.
su carta era un "hasta luego", pero ésta fué un "adios".
Noviembre 2.005)
 

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